Actividad 1: Las implicaciones que los desechos de los equipos de informática causan en el medio ambiente.
Los expertos estiman que
alrededor de 1 billón de computadoras serán desechadas para el año 2010. Mientras la tecnología avanza y los precios
bajan, muchas personas piensan que las computadoras son artículos
desechables. Pero, el desechar unidades
de sistema viejos (chasis), monitores y otros componentes de la computadora es
un grave problema. Las computadoras contienen varios elementos tóxicos,
incluyendo plomo, mercurio y bario. Las
computadoras arrojadas a vertederos o quemadas en incineradores pueden
contaminar el suelo y el aire. Una solución
sería el reciclaje de computadoras viejas.
La organización “Computers for Schools” actualiza computadoras donadas y
las vende a escuelas y estudiantes a precios bien bajos y los donantes reciben
alivios contributivos. Algunos
legisladores norteamericanos prefieren una estrategia más agresiva, como el
implantar un programa de reciclaje que se costee con una tarifa de $10 incluido
en el precio de una computadora nueva o responsabilizar a los manufactureros de
computadoras por el acopio y reciclaje de sus productos. Algunos manufactureros han dado algunos pasos
positivos. Algunos han reducido la
cantidad de material tóxico en sus productos, y otros han implantado sus
propios programas de reciclaje, por los cuales los usuarios pagan una
tarifa. Un manufacturero admite, sin
embargo, que sólo el 7% de las computadoras vendidas se han
reciclado.Establecer comunicación con profesionales de otras disciplinas para
identificar problemas de información, entenderlos y trasladarlos a una
estructura informática. Identificar y contribuir a resolver problemas jurídicos
relacionados con la informática.Comprender la estructura interna del software
de base para su uso.Conocer y comprender los problemas prioritarios y las
necesidades sociales del país; de acuerdo con las características de su
entorno, proponer alternativas de solución, desde el punto de vista de la
informática, que propicien la excelencia tecnológica.
Desde 1992, HP ha reducido
el número medio de piezas usadas en cada cartucho monocromo en un 33% y la
cantidad media de resinas plásticas en más del 50%. El uso de menos piezas y
resinas facilita el reciclado.
Los embalajes externos de
los cartuchos de impresión HP LaserJet utilizan hasta un 30% de material que se
recicla tras su uso, al tiempo que se mantienen los requisitos de resistencia.
La caja de cartón y las
hojas informativas que se incluyen en los embalajes se reciclan a través de la
mayoría de los programas municipales de reciclado de residuos sólidos.
En muchos cartuchos HP
LaserJet, HP ha sustituido las tapas de poliestireno de los extremos por tapas
moldeadas en pasta fabricadas con papel reciclado al 100%.
Las bolsas metalizadas, que
protegen los cartuchos HP LaserJet contra la humedad, se han sustituido por
bolsas de polietileno reciclables.
Los cartuchos de tóner
monocromos se suministran en bolsas de polietileno que pueden reciclarse en las
instalaciones de reciclado de estos productos.
Las piezas de plástico que
pesan más de 25 gramos se señalan con símbolos ISO internacionales para
permitir la identificación de los materiales durante el reciclado.
Los encartes de las guías de
instalación se han sustituido por instrucciones impresas en los embalajes
externos, lo que supone un ahorro de unas 350 toneladas de papel al año.
Materiales contaminantes en un ordenador son plásticos, acero, silicio,
aluminio y cobre.
Centenares de substancias
químicas en chips y las placas muy contaminantes y conocidos cancerígenos
retardantes de llama halogenados que recubren los circuitos impresos los cables
y las “carcasas” durante la fabricación, el vertido o la incineración de los ordenadores
se liberen dioxinas y otros contaminantes en el medio desorden en el sistema
hormonal (glándula tiroidea), cáncer y desordenes en el desarrollo neuronal. Se
acumulan en los tejidos grasos, metales pesados sobretodo plomo cadmio y
mercurio. El plomo se utiliza para soldar, los chips a las placas, y en las
pantallas de rayos catódicos (las que no son planas) para absorber una parte de
las radiaciones electromagnéticas que generan las pantallas.
El cadmio y el mercurio
también se utilizan en dichas pantallas y pasan a los seres vivos a través de
la cadena alimentaria y, como no los podemos metabolizar, se acumulan en los
tejidos y son una causa de cáncer.
Durante la fabricación de
los chips se emiten al aire Perfluorocarbonos (PFCs) que son
gases que permanecen durante
mucho tiempo en la atmosfera y contribuyen al efecto
invernadero.
Últimamente se habla mucho
del desarrollo de la industria y el transporte y sus consecuencias
medioambientales. De todos sus efectos, el cambio climático es el que resulta
más preocupante. Sin negar que las emisiones de CO2 están perjudicando a
nuestro planeta, es necesario subrayar que hay otro tipo de actividades que
también resultan contaminantes. La llamada tercera revolución industrial, la de
la informática, es un buen ejemplo de ello.
Un estudio realizado por la
Universidad de las Naciones Unidas (UNU) y el investigador alemán Ruediger
Kuehr destaca que, para fabricar un ordenador medio, se requieren hasta 240
kilos de combustibles, 22 kilos de productos químicos y 1.500 litros de agua.
El problema no acaba ahí: las elevadas toneladas de ‘basura electrónica’ que se
generan anualmente también son motivo de preocupación.
Tanto es así, que el
Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas se ha puesto de acuerdo con empresas
como Dell, Microsoft, Hewlett Packard o Philips para poner en marcha el
programa “Solucionar el Problema de la E-Basura”. Éste busca estandarizar los
procesos de reciclado, de forma que se puedan reutilizar los componentes más
valiosos de la basura electrónica y alargar la vida de los productos. Según los
expertos, un problema que atañe especialmente a Europa es la falta de una
legislación homogénea sobre el reciclaje de componentes electrónicos.
Sería conveniente
replantearse el uso que se hace de los ordenadores y, en general, del material
informático. La vida de estos aparatos parece cada vez más reducida y, dado que
los usuarios no tienen influencia en el proceso de producción, al menos sí la
tienen una vez que el aparato deja de emplearse. El reciclaje, tal y como
indica el informe de las Naciones Unidas, parece la mejor opción.